jueves, 26 de julio de 2012

Ialma

Se llaman Ialma, término que, si no me equivoco, hace alusión al espíritu, al sentimiento, a la sensibilidad. Y sensibilidad no le falta a este grupo de cinco jóvenes mujeres –Verónica Codesal, Natalia Codesal, Nuria Aldao, Marisol Palomo y Magali Menéndez-, residentes en Bruselas, hijas de emigrantes gallegos, que difunden, allá por donde van, con sus deliciosas voces y su saber hacer en los escenarios, viejas canciones de la cultura musical gallega, aderezadas algunas de ellas con ritmos nuevos y actuales.

Como información anecdótica para los fanáticos y fieles seguidores del festival de Eurovisión –que habelos hailos, aunque yo no me incluyo, en absoluto-, una de las componentes de Ialma -Verónica Codesal- participó con su grupo “Urban Trad”, en el año 2003, en ese hastiado evento musical representando a Bélgica y consiguiendo el segundo puesto en la clasificación.

A estas cinco integrantes de Ialma las descubrí, casualmente, en un programa de televisión, y quedé prendada de sus voces, de sus ritmos, de sus cantos, de su armonía y del sentimiento que desprenden sobre las tablas, hasta el punto de que, musicalmente hablando, las considero igual de excelentes que Leilía, mi otro grupo favorito de pandereiteiras y cantareiras gallegas.



A pesar de que viven en Bruselas, no han perdido la relación ni las raíces que las vinculan muy fuertemente a Galicia. Durante sus más de 10 años ligadas al mundo de la música de honda raigambre gallega, reuniendo viejos cantares fielmente conservados por las antiguas cantareiras gallegas, han sabido mostrar y transmitir por Europa adelante, como muy pocos, esas melodías y sonidos propios de esta tierra. Lo que es una lástima es el casi nulo reconocimiento que en Galicia se hace de los trabajos musicales de estas cinco grandes intérpretes que se esfuerzan por difundir la cultura gallega, acompañadas, siempre, sobre el escenario, por unos excelentes músicos. Sus proyectos musicales son mucho más ampliamente valorados en Bélgica y en otros países europeos que en este territorio del noroeste peninsular. Según declaraciones realizadas por alguna de sus integrantes, Galicia es el lugar en donde han dado menos conciertos. ¡Una pena…! Ya se sabe que nadie es profeta en su tierra……
Hasta ahora, Ialma ha editado cuatro discos. Su último trabajo se titula “Simbiose” y nació para celebrar sus 10 años en el mundo de la música. Doce temas lo componen y varios colaboradores del mundo cultural gallego han participado en la creación de este nuevo proyecto: el actor y humorista Carlos Blanco, el vigués El Puto Coke, el escritor Xabier Queipo, la familia Seivane -artesanos de la gaita-, el diseñador David Aranda o el cineasta Enrique Otero. Cada uno de los temas está dedicado a algún aspecto de la cultura gallega. Quedan reflejados, de esta forma, en este elaborado trabajo discográfico, el cine, la gastronomía, el baile, el diseño, el arte urbano, la artesanía, el humor, la literatura, el dibujo e incluso la viticultura. Como bien dice una de las integrantes del grupo en una entrevista: “El objetivo es que el público europeo conozca Galicia no sólo a través de la música, también del arte, literatura, gastronomía, viticultura, etc. Galicia tiene muchísimo que ofrecer en muchos aspectos.”


De sus proyectos discográficos publicados, yo sólo conozco “Simbiose” y “Nova Era”. Los dos primeros discos -“Palabras darei” y “Marmuladas”- no he tenido, todavía, la ocasión de escucharlos. Dificultades de distribución y la imposibilidad de adquirirlos me han impedido conocerlos.
Después de haber escuchado “Simbiose”, llegué a la conclusión de que, con respecto a “Nova Era”, su anterior proyecto, se detecta una clara evolución e innovación musicales marcadas por cadencias y armonías actuales, por estilos y sonidos nuevos y contemporáneos, por influencias y fusiones con el pop e incluso el rap, pero siempre bebiendo de la tradición y sin olvidar las raíces ni la identidad gallegas.

Cuando escuché “Simbiose”, me sorprendió la versión que hacen del tema de The Bangles “Walk like an Egyptian” y que lo titulan “Dance like a Galician”. Pero si tengo que elegir una composición de este último disco, me decanto por “Voltar” y, muy especialmente, por el vídeo de esta canción, grabado en uno de sus conciertos y que lo podeis visualizar más abajo, junto con otros dos temas. Me embelesa no sólo esa melodiosa pieza musical y la dulzura de la voz de Verónica Codesal que la interpreta, sino la compenetración que, a través de una sencilla coreografía, de unos simples giros y pasos de baile y de miradas cómplices, muestran en el escenario tanto ella como el magnífico acordeonista que la acompaña y que, si no me equivoco, se trata de Didier Laloy.
A pesar de la calidad de su nuevo disco, a pesar de las innovaciones que realizan en él, personalmente me quedo con los cantares de índole más costumbrista y tradicional de “Nova Era” –simplemente es una cuestión de gustos-, quizá porque con ése, su penúltimo trabajo, descubrí el alma de Ialma.


Os dejo aquí, los vídeos de sus temas "Voltar" "Na Iauga" de su album Simbiose y la preciosa composición "Marmuladas". Podeis visionar más vídeos de sus trabajos musicales en youtube. Espero que los disfruteis.




sábado, 21 de julio de 2012

Valdoviño, un mar de sensaciones (II)

Valdoviño, la mar de natural.
El título de este reportaje, "Valdoviño, un mar de sensaciones", pretende combinar dos conceptos: por un lado, el mar, como un recurso siempre presente en la historia, que liga a Valdoviño a un emplazamiento físico; y, por otro lado, un territorio que invita a vivir experiencias y sensaciones, siempre en contacto con la naturaleza.


Su litoral se caracteriza por una gran belleza paisajística. Felipe-Senén López lo describe así: "...son arenales todavía de silencio donde uno se encuentra con la fuerza del océano y a veces del viento….


El municipio posee unas condiciones ventajosas gracias a un rico patrimonio natural. Cuenta con paisajes costeros de indudable belleza – como los 21 kilómetros de litoral abrupto y recortado- y con una serie de espacios naturales de gran interés biológico que lo sitúan entre las zonas litorales más atrayentes de Galicia. Podemos admirar parajes ecológicamente variados con una amplia gama de formas: enclaves de altos y potentes acantilados –verdaderas esculturas en piedra-, laguna y marisma, playas, cordones y ecosistemas dunares, monte y terrenos de cultivo. La presencia de los elementos hidrográficos es fundamental, pues, a la hora de descubrir y estudiar el paisaje que conforma todo este enclave costero, ya que el agua, que tanto nos seduce, colabora de forma primordial en la tónica de este territorio.


El relieve litoral de esta orilla atlántica se estructura, primeramente, en un tramo de costa baja y arenosa, con aguas tranquilas y que mira a la ría de Cedeira. A continuación, un sector sinuoso y de acantilados, entre Punta Chirlateira y Punta Campelo, se presenta, en algunas zonas, con gran rudeza; mientras que, en otras, surge un relieve suave, formado por pequeñas calas discretas y abrigadas y playas vírgenes de cantos y de arenas blancas y finas como la de Campelo, Meirás, la del Porto, Rego, Prados, Roselle, la de Porto Carrizo, Graxal, la del Baleo, Mourella, la del Cano Grande,…. O bien aparecen impresionantes arenales frente al océano, a mar abierto, como el de A Frouxeira, una de las playas mejor conservadas del litoral gallego y en donde destaca un ecosistema dunar que cierra la laguna del mismo nombre.







En la parroquia de Pantín existe, también, una antigua laguna –la Lagoa da Rega o marisma de Pantín-, además de un cordón dunar y la playa. Es otra zona natural de gran valor ecológico y también paisajístico. Cuentan las leyendas populares que en la ensenada de Pantín está sepultada la ciudad romana de "Lucerna". Se trata de una de las pocas marismas de carácter dulceacuícola a nivel litoral de Galicia y quizá del mejor ejemplo de laguna altamente colonizada por la vegetación palustre en toda esta costa atlántica, y que se constituye en el más grande carrizal de nuestra comunidad. El desarrollo alcanzado por el carrizo hace difícil penetrar en el interior. La cantidad de canales que la recorren y la perturbación que podría ocasionar en su flora y, sobre todo, en su fauna, hacen aconsejable no introducirse en ella. De esta forma, se ha conseguido que su estado de conservación sea relativamente bueno. La marisma de Pantín se encuentra en un proceso de colmatación más avanzado que la laguna de A Frouxeira, careciendo de aguas abiertas.
La playa de Pantín, por las características de su  fuerte oleaje, se considera como una de las más adecuadas para la práctica del surf, formando parte del circuito de los campeonatos europeos de este deporte.


También la parroquia de Vilarrube nos ofrece otro atractivo elemento geográfico y natural: la playa de Vilarrube o de Loira, uno de los más hermosos conjuntos paisajísticos de la Galicia atlántica, y uno de los más pintorescos arenales de las Rías Altas, situado al fondo de la de Cedeira. Se trata de uno de esos bellos rincones marítimos que una nunca se cansa de contemplar y admirar desde la carretera. Sus arenas son finas y blancas y  sus aguas claras y tranquilas. De forma cóncava hacia el océano, está formada por dos brazos opuestos que dibujan una doble flecha arenosa, reflejo de la interacción de las corrientes marinas y del desagüe lateral de los cursos fluviales. La flecha de arena que la caracteriza aparece estable gracias a que los temporales, después de perder su fuerza a la entrada de la ría, llegan débiles a esta ensenada, permitiendo el desarrollo de un conjunto dunar bastante estable con un paisaje vegetal típico. Su alto valor ecológico y biológico no debe pasar desapercibido: abundan los lirios marinos, los juncos…, las coquinas, los berberechos y las almejas que se cosechan gracias a las mareas.
Pero Valdoviño no es sólo costa. Alternancia de valles estrechos, lomas suaves, matorrales, prados y terrenos de cultivo, en aparente promiscuidad, se extienden a lo largo y ancho del interior de este territorio. Es destacable el hecho de que en estas tierras, en el año 1767, se realizaron, por primera vez en Europa, plantaciones de patatas que fueron importadas de América y que pasaron a sustituir a las castañas en la dieta alimenticia.

El municipio carece de ríos importantes; aunque entre ellos, destaca el Forcadas que, junto con su afluente el Donelle, abastece el embalse de As Forcadas, un espacio natural privilegiado, que suministra agua potable a los municipios de la comarca de Ferrolterra. La expropiación para la construcción del embalse, que empezó en 1961 y duró cinco años, afectó a pocas viviendas, pero sí a bastantes terrenos. Entre esas viviendas anegadas está una construcción que sirvió como refugio de escapados de la Guerra Civil y también como parada obligatoria para los gaiteiros que se dirigían a San Andrés de Teixido. El embalse de esta cuenca hidrográfica es uno de los espacios naturales a proteger con el fin de limitar actividades que deterioren la calidad de sus aguas. Además, ejerce sobre la zona un impacto visual bastante positivo (no hay que olvidar que las aguas claras se perciben siempre de manera positiva). Se trata de un embalse con una calidad hídrica aceptable y en el que no existen restricciones  en su uso como zona de pesca de truchas y de caza, de baño y natación y de práctica de deportes náuticos como la vela o el piragüismo.



La playa y la laguna de A Frouxeira
Cualquiera que se acerque a este municipio, no debería dejar de visitar uno de sus más preciados tesoros naturales: el arenal de A Frouxeira, un frente costero de aproximadamente casi 3 kilómetros de longitud.
"A praia de Valdoviño é marabillosa: catro quilómetros de area branca e fina e un mar bravío de olas espumexantes que rompen contra os cantís e van cubrindo a pena percebelleira a medida que sube a marea. As augas do mar de Valdoviño son límpidas, transparentes, xélidas e medicinais: cicatrizan as feridas e fracturas, curan as varices, as queimaduras e as doenzas da pel. O que non convén é votarse a nadar mar a dentro, a non ser que un pretenda entrar no Alen por unha das máis fermosas portas da Natureza.
No acantilado de Valdoviño rodou Polanski as escenas finais de "A morte e a doncela". Ali, fronte as fondas augas do mar, o torturador díxolle a verdade á súa víctima. Comprèndese: debeu de pensar que valía a pena confesar e seguir disfrutando de tanta beleza." (Marina Mayoral: “Por Terras de Valdoviño”, artículo publicado en la sección “A Ruta do Autor” en La Voz de Galicia del 29 de noviembre de 1998).  


Hay que tomarse un tiempo para recorrer este paraje de aspecto aplanado por los efectos del mar y con un extenso campo dunar de montículos aislados que le dan un aspecto ruiniforme. Son formaciones de dunas remontantes, colgadas, parabólicas, lingüiformes a causa de los fuertes vientos; o bien dunas antiguas y con formas suaves y redondeadas cubiertas por un manto vegetal. Estas dunas, formadas en el Cuaternario, son el origen, en buena parte, de la lagoa de A Frouxeira, constituyendo el cierre de un espacio amplio al mar. La laguna, junto con los terrenos que la rodean, fue propiedad de la Corona. En el siglo XIX, pasaron a manos de Xosé Pardo Bazán, padre de la escritora Emilia Pardo Bazán. La familia terminó enajenándola a favor de la Cruz Roja, de la iglesia y de otros particulares. Esta cubeta plana mide 1.600 m. de longitud por 500 m. de ancho, aproximadamente, con una profundidad media de 1,5 metros. Estas medidas pueden sufrir variaciones provocadas por los aportes hídricos marinos y fluviales. Este enclave húmedo y ecológico -uno de los ecosistemas más importantes del litoral gallego- se puede considerar como el centro geográfico del espacio natural de la playa de A Frouxeira. A su alrededor crece una extensa banda continua de carrizal y de juncos, además de un bosque de ribera compuesto por alisos y sauces.



Pero en los años 70 del siglo XX, la laguna sufrió una de las agresiones más importantes cuando se llevó a cabo la apertura de un canal artificial por su parte central, producida por las explotaciones masivas e ilegales de arena en la zona, poniendo en peligro su conservación, alterando su salinidad y afectando al desarrollo de la flora y de la fauna. Este canal provocaba la evacuación abrupta del agua, causando, además, grandes desplazamientos de arena hacia el interior de la laguna. Si este proceso hubiese continuado, en un plazo breve de tiempo, se habría producido su colmatación. En la década de los 80, gracias a la colaboración entre el Ayuntamiento de Valdoviño y la Sociedade Galega de Historia Natural, se realizó la reapertura del canal natural de la laguna hacia el mar, que se sitúa en la parte derecha, con salida próxima a la denominada “pena Percebelleira”. Esta roca impide la entrada violenta de las aguas marítimas. Como medida complementaria se reconstruyó la barrera de dunas litorales para devolverle a la laguna sus defensas naturales. Gracias a estas actuaciones, la laguna ha podido ir recuperando su aspecto, lo que conlleva unas óptimas condiciones para el asentamiento de aves, tanto en variedad de especies como en cantidad. También el levantamiento de una barrera de arena, para impedir la entrada del petróleo procedente del naufragio del Prestige, supuso una medida radical con el fin de proteger este ecosistema.


Pero tampoco debemos olvidar que la fuerte presencia humana de miles de visitantes, que recibe al año este arenal, dificulta que muchas aves críen en óptimas condiciones. Y es que la laguna y el arenal de A Frouxeira son uno de los pocos refugios naturales que les quedan a muchas especies de fauna autóctona y alóctona para la cría y alimentación. Además, se trata de una zona de paso y de descanso para algunas aves durante sus rutas de emigración. Según el censo de la Sociedade Galega de Historia Natural, alrededor de unas 15.000 aves habitan este lugar. Se han visto, garzas reales, patos, ánades, cercetas, zampullinos, correlimos, cormoranes, diversos tipos de gaviotas e incluso mamíferos como la nutria que ha encontrado en la laguna un hábitat adecuado para vivir. Se trata, pues, de un espacio natural de elevado valor ecológico y paisajístico sobre el que es necesaria la potenciación de programas para su conservación integral y que ya cuenta con figuras de protección como zona RAMSAR o ZEPA que han impedido que el litoral gallego perdiese una de sus zonas húmedas más importantes por su producción de biomasa y por su función fundamental de dar cobijo a las aves migratorias. Un paseo recorre una de las orillas de esta laguna e invita a todo aquel que se acerque a disfrutar del sosiego que nos ofrece este bello entorno.

Pero la conservación no sólo es imprescindible en los alrededores de la laguna, sino también a lo largo de toda la playa, en las dunas, y en el Cabo de A Frouxeira. Aquí, en la punta de A Frouxeira, y sobre unos túneles militares, se ha ubicado el faro que lleva su nombre, construido en 1992, de diseño vanguardista y muy distinto a los faros tradicionales. Cualquiera que se acerque a esta torre, le resultará curiosa la presencia de esas baterías militares. A pesar de que la información existente sobre estos túneles es escasa, se sabe que se construyeron durante los años 40 del siglo XX, ante la posible invasión y desembarco de ejércitos enemigos en la playa de A Frouxeira, como reforzamiento de las defensas costeras. Al no existir radares y, ante la posibilidad de una operación militar nocturna en esta zona, el ejército de tierra construyó estos túneles, junto con casamatas y puestos de observación, encima de los acantilados, para albergar proyectores que iluminasen el mar de noche, en caso de ataque.


Un territorio que hay que preservar.
Valdoviño presenta un medio natural de gran importancia que es necesario conservar mediante una adecuada gestión que permitiría que el municipio asegure un recurso de enorme importancia y que espacios vulnerables queden a salvo de actuaciones que degradan su medio físico y biológico. Hay que reconocer que, en términos generales, este territorio mantiene, en un estado aceptable, importantes espacios de gran valor ecológico. Pero tampoco  debemos olvidar que todo este entorno paisajístico y natural se caracteriza por tratarse de un frágil sistema que, ante la realización de cualquier obra de infraestructura, puede degradarse e incluso llegar a desaparecer. Y es que hay zonas que deben ser objeto de máxima protección como son las playas y sus alrededores, la ensenada de Vilarrube, los acantilados, el embalse de As Forcadas, la laguna de A Frouxeira y la marisma de Pantín, rincones que es posible preservar mediante una correcta planificación. La protección de estos ecosistemas se debe realizar con el objetivo de asegurar y conservar estos enclaves que pueden estar amenazados por procesos de urbanización y por la mala utilización de sus recursos, lo que conllevaría la pérdida, con carácter irreversible, de estas áreas de incalculable valor.


Respetar el medio natural, prevenir y planificar adecuadamente son las líneas primordiales a seguir en el proceso de ordenación y de gestión de los espacios naturales de Valdoviño, especialmente en las áreas de mayor fragilidad. La agreste belleza de estos parajes constituye un poderoso reclamo paisajístico para la explotación turística, pero debe hacerse con prudencia para no perjudicar los recursos naturales de un municipio que ha de permanecer limpio para disfrute de las generaciones actuales y futuras.




sábado, 14 de julio de 2012

Vadoviño, un mar de sensaciones (I)

Después de varios días sin actividad en Cultura y Paisaje, retomo mis tareas en este blog con la intención de dar a conocer un pequeño rincón del noroeste peninsular: Valdoviño. Os dejo aquí la primera parte del reportaje sobre este atractivo municipio del litoral gallego.


El territorio valdoviñés aparece marcado, casi todo, por la fuerte presencia del inmenso océano. Pero esta atmósfera paisajística no sólo es costa, montes litorales, mar indómito y acantilados, salientes y ensenadas, sino que también es una inmensidad sonora y rítmica en el soplar del viento y en el rumor de las aguas; una variedad de olores a tierra, salitre y mar y un mosaico de colores y de luz que cambia a lo largo del día y de las estaciones. Todos estos elementos conforman un auténtico paisaje atlántico.

Un Patrimonio cultural.
El municipio de Valdoviño, situado al norte de Galicia y al noroeste de la provincia de A Coruña, ocupa la franja costera entre Cabo Prior y Punta Candieira, formando parte del denominado Golfo Ártabro. Constituye parte de la actual área de influencia de la comarca de Ferrolterra.

En esta costa, con diversidad de matizaciones, unas veces suaves y otras bravas, la geografía adquiere dinamismo gracias a esa compenetración del mar y de la tierra que parece que se buscan y se rechazan. Diversidad de formas y paisajes llenos de expresividad, tanto interiores como costeros, caracterizan el relieve de este municipio, formando una combinación de lo agreste y lo suave.


 Según Carré Aldao, el nombre de Valdoviño proviene de “Val do Viño”; haciendo referencia a la abundancia de vino que hubo en este territorio antes de la llegada de la plaga de la vid. Sin embargo, hay quien cuestiona esta etimología y, posiblemente, el nombre proceda del arroyo que baña la antigua capital: Aviño. Nace así el topónimo “val do Aviño” que deriva en Valdoviño.

 Al igual que en el resto del territorio gallego, la unidad vital de este municipio es la parroquia que, a su vez, se articula en aldea o lugar, formando un mosaico de pequeñas células de población dispersas por su geografía. Son lugares y parroquias cuya toponimia, además, nos determina y explica el paisaje. Tenemos pues, en Valdoviño, nombres de lugares geográficos que aluden al emplazamiento, a la localización o al relieve: Outeiro, Pena, Montefaro, Veiga, Penido, Campo…; a la presencia del agua en el paisaje: Lago, Regueiro…; a la litología: Barreiro, Pedreira, Lousada, Seixidal…; o a la vegetación: Pereira, Uceira, Teixoeira, Freixo….


Desde un punto de vista histórico, la diseminación de su hábitat, probablemente, haya sido un hecho inicial y muy remoto en el tiempo. La existencia de varios castros, dispersos por todo el territorio y que forman parte de un conjunto conocido como Terra de Trasancos, atestiguan esta hipótesis, evidenciando la importancia de esos primitivos asentamientos. No debemos, pues, subestimar la influencia del legado de la cultura castreña y precelta en el paisaje cultural del municipio, aunque, por desgracia, la mayoría de esos restos arqueológicos, junto con las mámoas que, de una forma lineal, jalonan el camino hacia San Andrés de Teixido, han sido víctimas del pillaje y del abandono. Considerando que el Cristianismo primitivo se estableció, en el mundo rural, sobre entidades poblacionales ya existentes, hay que reconocer, en el caso que nos ocupa, la relación entre los castros y las instituciones parroquiales.
Todos esos restos, junto con escasos hallazgos romanos –los romanos llegaron a estas tierras litorales atraídos por los yacimientos mineros-, son los indicios que demuestran la existencia de poblamientos  antiguos. Incluso se señala la posibilidad de que la ciudad romana de Adobrica se ubicase en Valdoviño.

Durante la época medieval, el desarrollo de este territorio parece que fue potenciado por la implantación de pesquerías -dirigidas por nobles locales- y por el establecimiento de factorías de salazón y de conservas de pescado.

También el aspecto religioso tuvo un papel importante en esta evolución con el impulso que se le dio a la ruta hacia San Andrés de Teixido -y que hoy en día se trabaja en su recuperación- que conllevaba una infraestructura de atención a los peregrinos y un desarrollo del comercio. "El municipio de Valdoviño está en los antiguos caminos que bordeaban una costa incesantemente batida por las olas, formada por ensenadas alternantes con acantilados, en otro tiempo senderos que conducían hacia el venerado santuario de San Andrés de Teixido, uno de los grandes centros de peregrinación popular en Galicia" (Felipe-Senén López Gómez, "Rías Altas, de Ferrolterra a Estaca de Bares”).

Pero en el municipio apenas quedan construcciones de época medieval. El único vestigio constatable de la Edad Media es A Ponte de Porto do Cabo, en la parroquia de Vilarrube, que forma parte de un pequeño y pintoresco núcleo rural constituido no sólo por este puente -construido en cachotería, con dos arcos de medio punto, y que todavía conserva la calzada empedrada-, sino también por la denominada “A Casa da Bastona”, antigua hospedería del siglo XVI, que daba alojamiento a los romeros que se dirigían hacia San Andrés; y por molinos fluviales que se sitúan a la orilla del río Mestas. El puente era paso obligado en el Camino Real de Ferrol a Cedeira y, además, une el municipio de Valdoviño con su vecino cedeirés.


El lugar de Porto do Cabo fue y es un punto decisivo en la ruta que realizan los peregrinos hacia San Andrés. Era el lugar de encuentro de romeros que venían no sólo de las cuatro provincias gallegas, sino que también coincidían con los procedentes de Castilla y de Portugal. Al pie del mismo puente, y hasta no hace muchos años, unas mujeres llamadas “caldupeiras” preparaban un reconstituyente caldo que, en grandes tazas, servían caliente a los peregrinos.
                                             “Indo para Santo Andrés
                                              Aló no Porto do Cabo,
                                             Díxome unha caldupeira:
                                         -¡Romeiriño! ¿Queres caldo?
                                         -Non, señora; que me escaldo…
                                         -¡Romeiriño! ¿Queres viño?
                                         -Si, señora; un papadiño…”
La mayoría de los edificios religiosos de Valdoviño hacen su aparición a partir del siglo XVIII, aunque su construcción esté asociada, posiblemente, a otros más antiguos de los que no han quedado vestigios. Tienen escaso mérito artístico. Pero entre todos ellos, quizá, destaque la iglesia parroquial de Santiago de Lago con una sencilla fachada barroca y con un bello retablo en su interior.


Hay que nombrar también pequeñas capillas que mantienen una relación bastante directa con el fervor hacia determinados santos como la ermita de “A Nosa Señora do Porto” o la singular “Capela da Fame”, conocida como “Capela de Liñeiro”, de finales del siglo XVI. Situada en el interior del municipio, era albergue y reposo espiritual de los peregrinos que se dirigían hacia San Andrés de Teixido, bajo la protección de los caballeros de la Orden de Malta. El origen de su peculiar nombre procede de que en sus alrededores, los romeros paraban para descansar y comer. Vale la pena intentar acceder a su interior y contemplar su precioso retablo renacentista, un programa iconográfico, con un carácter popular, hecho de granito policromado, en donde se quiere ver representada “a Fame” entre dos medallones con las efigies de Inés de Castro y de Fernando de Andrade.



Por otro lado, la arquitectura civil del municipio valdoviñés no es abundante, pero la poca que existe nos muestra la presencia de algunas familias de origen noble. Familias como la de Pita da Veiga, Pardo de Andrade o Ponce de León se vinculan con el Pazo da Riva; o los Piñeiro, condes de Naraío y los Maseda se relacionan con el Pazo de Vilarrube. Más adelante, les sucederían los Suevos y los Jove. También la Casa de Mosende -hoy casa de turismo rural- fue propiedad de la familia Pardo Bazán en el siglo XIX. A pesar de que estos pazos fueron restaurados total o parcialmente, todavía guardan algún testimonio de su pasado señorial como los escudos relacionados con las familias que los fundaron, o un reloj de sol y las armas de los Ponce de León que recuerdan el pasado señorial del Pazo da Riva.




Algunas de estas casas aparecen rodeadas de fuertes muros cuya misión era protegerlas del bandolerismo decimonónico.
Hay que destacar, igualmente, la existencia de una vivienda, de grandes dimensiones, del primer tercio del siglo XX, de estilo indiano, denominada "Casa de Joselito", como manifestación de una emigración a América.


Pero el municipio de Valdoviño también es poseedor de un patrimonio efímero, de unas manifestaciones que tienen que ver con las fiestas religiosas: la del Corpus, la “Romería da Virxe do Porto”, cuya imagen se guarda en la capilla del mismo nombre, situada en lo alto de un islote, y a la que sólo se puede acceder durante la bajamar; con actividades agrícolas, como la fiesta de representación de la malla que se realiza con el objetivo de recuperar esta antigua tradición; con espectáculos pintorescos, como el descenso de carrilanas y que, desde el año 1996, está experimentando un proceso de revitalización.


Asimismo, destaca su principal acontecimiento deportivo, con carácter internacional: el célebre “Pantín Classic” que tiene lugar, desde hace más de veinte años, en el mes de septiembre en la playa de Pantín. Se trata de pruebas de surf, puntuables para los campeonatos europeos de este deporte, y que acoge a surfistas de diversos países. Y es que el municipio valdoviñés puede presumir de poseer las mejores playas para subirse en la cresta de la ola. Continuará....