sábado, 13 de abril de 2013

Santa Eulalia de Bóveda, un tesoro en el valle del Mera (II)

Continuando con el fascinante templo de Santa Eulalia de Bóveda, es el turno, ahora, de sus pinturas: una preciosa sinfonía de colores y de motivos vegetales y animales.

Las pinturas murales. 
Los restos de su famoso lienzo de pinturas al fresco, considerado como una de las grandes composiciones decorativas galaico-romanas que mejor se han conservado en la Península, envuelven el interior de la arquitectura del monumento, y adornan los arranques de la bóveda de cañón y de los arcos, separados de los muros por una cenefa de elementos geométricos. 

Las aves, realizadas con un gran naturalismo y maestría, y las plantas que se representan junto a ellas, dentro de espacios romboidales, son elementos constituyentes de este conjunto artístico y arqueológico que le han otorgado toda la fama que este monumento se merece. Deben ser analizadas e interpretadas como parte del mismo. Y es en esta interpretación de su iconografía en donde surgen dos tesis primordiales. Una de ellas las sitúa en el siglo VI, relacionándolas claramente con cultos cristianos, identificando los jarrones con los cálices como representación del vino, y las espigas que salen de ellos, con el pan. 

La otra teoría defiende su origen en los ritos paganos y las data en el siglo IV, en la época tardo-romana. En los estudios desarrollados sobre sus pigmentos y la técnica pictórica, realizados en los últimos años, se concluye que son, precisamente, de tradición romana. 

Por otro lado, un grupo de investigadores considera esta delicada y excelente obra pictórica, de gran riqueza cromática, como el antecedente de la pintura prerrománica asturiana, fechándola en el siglo IX y relacionándola con el estilo de las pinturas de la iglesia de San Julián de los Prados en Oviedo. 

Las figuras de las diferentes aves se distribuyen, siguiendo un diseño esquematizado, por la estructura arquitectónica, alcanzando una correcta disposición y una lograda composición. En toda la zona de arranque de la bóveda se extiende un reticulado romboidal formado por estilizados motivos vegetales. En su interior se organizan, enfrentadas por parejas, en algunos casos y, en otros, de forma solitaria, aves como patos, faisanes, gallináceas, palomas, pavos reales y perdices. Todas ellas entre racimos de uvas, motivos florales y plantas, elementos ornamentales que, para los romanos, eran un símbolo de inmortalidad. Para el mundo cristiano, por su parte, las aves enfrentadas representarían la resurrección. 




Es una lástima que el derrumbe de la parte central de la bóveda -ocasionando el enterramiento de este magnífico lugar sagrado durante años- y la humedad existente en todo el recinto hayan originado una importante pérdida de esta preciosa composición pictórica. El Museo Provincial de Lugo conserva algunos de los restos de pinturas, con motivos geométricos, que es probable decorasen la parte superior de la bóveda. 

Intervención y rehabilitación. 
El edificio ha estado sometido, a lo largo del siglo XX, a diversos trabajos de restauración y de saneamiento, algunos de ellos para evitar problemas de humedad que amenazaban el estado de conservación y consolidación de sus pinturas y de los relieves de su fachada. Actuaciones que han sido, unas, más acertadas que otras. Algunas de esas inadecuadas intervenciones incidieron más en la reconstrucción que en la consolidación, llegando a perjudicar y alterar los restos arqueológicos de este magnífico enclave artístico. 

La última intervención arquitectónica realizada, considerada la más satisfactoria, ha sido la llevada a cabo por los arquitectos José Manuel Gallego Jorreto y César Portela a principios de la década de los 90. Su objetivo consistió en una restauración cuidadosa que corrigiese todas las anomalías existentes. Trabajaron en la supresión de los elementos arquitectónicos que se habían añadido durante las diversas tareas anteriores de restauración, en la eliminación de la humedad que perjudicaba a este edificio histórico, así como en la conservación y consolidación de sus famosas pinturas murales, y en la limpieza de la piedra. 
No olvidaron, además, promover prospecciones arqueológicas que ayudasen a dilucidar, de una vez, la función que el monumento tuvo en su origen, rescatando, dentro de lo posible, su construcción primaria. 


Debo realizar, en este punto, un inciso para mencionar, por tanto, esas labores de exploración arqueológica realizadas en sus cercanías desde su descubrimiento, como las efectuadas, en una primera época, por Chamoso Lamas en el castro romanizado de Corvazal, próximo a Bóveda, y que se le relaciona con el conjunto monumental. Se descubren fragmentos de cerámica de fabricación romana. 
Ya en una segunda época, las excavaciones más destacadas han sido, quizá, las que formaron parte del proyecto promovido por Felipe Arias en el que se localizaron más restos materiales, también de fábrica romana. Son sondeos y actuaciones arqueológicas que facilitan un mejor conocimiento y una mayor información de la relación del monumento con su entorno. 

El trabajo de Gallego y Portela es, pues, un ambicioso plan de actuación que no sólo ha beneficiado el estado del edificio y de sus pinturas, sino que también ha incluido el resto de los elementos arquitectónicos y urbanísticos de esta pequeña población, poniendo en valor todo el conjunto rural de Bóveda a través de intervenciones rehabilitadoras y restauradoras que buscan aumentar la calidad ambiental de la aldea y, muy especialmente, la calidad de vida de su población bastante avejentada. Para ello, se ha trabajado siempre respetando sus valores y elementos etnográficos, constructivos, arquitectónicos y paisajísticos, continuando con la utilización tradicional de esos elementos y valores e intentando recuperar otros ya desaparecidos. 

Conocer para conservar. 
En definitiva, estamos ante una curiosa y hermosa construcción que, a día de hoy, todavía manifiesta muchas dudas por clarificar en relación a su cronología, a su origen y al significado de su decoración pictórica y escultórica. Pero de lo que no cabe duda es que los últimos trabajos de rehabilitación han sido los correctos, logrando, así, que podamos apreciar esta joya artística en casi toda su belleza. 

Considerando la trascendencia que posee Santa Eulalia y la importancia del entorno natural y rural en el que se ubica, desde el punto de vista cultural, patrimonial, arqueológico e incluso el que puede tener en el campo socioeconómico -a través de un desarrollo turístico sostenible y, como no, también educativo-, todo este magnífico escenario necesita cuidados y estudios continuos. La conservación del edificio ha sido una preocupación constante desde su descubrimiento. Y es que para conservarlo hay que conocerlo, analizando toda la información conseguida desde su descubrimiento e investigando sus patologías y sus materiales. Las actuaciones que se tengan que realizar deberán llevarse a cabo con sumo cuidado para evitar males mayores que puedan alterar, aún más, sus pinturas, sus relieves y su fisonomía arquitectónica. 


Imagino que no hace falta añadir que la visita no se debería limitar sólo a este monumento lucense. Un recorrido por la aldea de Bóveda, para contemplar su arquitectura tradicional, la estructura de sus propiedades, la ordenación de sus caminos y la belleza de su paisaje se convertirá en un aliciente más para acercarnos hasta este precioso núcleo rural. 

A pesar de los interrogantes que plantea y del misterio que desprende, de lo que no hay duda es que el conjunto monumental de Santa Eulalia se erige, quizá, en el ejemplo más relevante que tenemos sobre el inicio del cristianismo en tierras gallegas. Quien desee contemplar sus magníficas pinturas, sus gastados bajorrelieves y su pequeña piscina tendrá que acercarse a Bóveda. 

“Las formas clásicas del edificio; la ornamentación de mármoles recogidos en la excavación, de múltiples adornos en decadente amalgama; las simbólicas pinturas murales, de racimos de uvas y diversidad de aves, en medio de extraña composición decorativa, a las que se adjudican el tercer lugar entre las más antiguas de España; los indescifrables relieves del granito mostrando influencias del arte pagano, mezclados con algún enciso de expresiones cristianas de los primeros siglos, todo ello, hace de este monumento un ejemplar interesantísimo, quizás único, tan único como nuestras murallas,…” (“Una reliquia del pasado lucense. Santa Eulalia de Bóveda, López Martí).

3 comentarios:

  1. Tu esponsalicio es excelente creo que solo te falta un detalle y es simplemente que los horarios que están publicados no son ciertos, con un poco de suerte es posible que se pueda visitar, pero claro da pena ver a peregrinos que llegan y simplemente se dan la vuelta, no se que opinarías si después de unos cientos kilómetros y en los albergues te habían hablado de este tesoro te quedases con un palmo de narices.
    Perdona el comentario que no desmerece tu excelente aportación.
    J ramón g novoa

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  2. Muchas gracias por tu comentario. Y te agradezco, sinceramente, que entres a curiosear mi blog y que dediques una parte de tu tiempo a leer los artículos y trabajos que tengo publicados en él. En relación al comentario que dejas sobre el tema de los horarios, creo que, en ninguna de las dos partes que conforman el trabajo sobre Santa Eulalia de Bóveda, menciono para nada los horarios de visita. Se trata éste de un trabajo que, aunque lo he publicado en mi blog en el mes de abril de este año, lo elaboré hace unos tres o cuatro años. Y si no recuerdo mal, no quise dejar información sobre el asunto de los horarios precisamente porque siempre son susceptibles de cambios a lo largo del año y no quiero desorientar ni confundir a los lectores del blog que tengan interés en visitar Santa Eulalia. Imagino que en tu comentario te refieres a los horarios que aparecen publicados en Internet, pero yo no soy la responsable de su publicación. De nuevo agradezco tu interés y tus palabras. Y espero continúes leyendo mi blog, aunque debo indicar que mis asuntos laborales y personales no me permiten publicar trabajos, reseñas y artículos con la frecuencia con la me gustaría. Un saludo. Belén Franco.

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  3. Muchísimas gracias por esta detallada información. Me gustaría hacerte una pregunta Belén. Vivo en Madrid y estoy muy interesada en visitar Santa Eulalia. Soy consciente de que hay que verificar mucho el horario de apertura, pero en mi caso, además no dispongo de coche ni sé conducir. Supongo que es posible llegar con un taxi, porque he buscado y no veo posibilidad de transporte público ni hay ningún tipo de excursión organizada
    Si pudieras orientarme. Mil gracias y enhorabuena por tu trabajo.

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