sábado, 21 de julio de 2012

Valdoviño, un mar de sensaciones (II)

Valdoviño, la mar de natural.
El título de este reportaje, "Valdoviño, un mar de sensaciones", pretende combinar dos conceptos: por un lado, el mar, como un recurso siempre presente en la historia, que liga a Valdoviño a un emplazamiento físico; y, por otro lado, un territorio que invita a vivir experiencias y sensaciones, siempre en contacto con la naturaleza.


Su litoral se caracteriza por una gran belleza paisajística. Felipe-Senén López lo describe así: "...son arenales todavía de silencio donde uno se encuentra con la fuerza del océano y a veces del viento….


El municipio posee unas condiciones ventajosas gracias a un rico patrimonio natural. Cuenta con paisajes costeros de indudable belleza – como los 21 kilómetros de litoral abrupto y recortado- y con una serie de espacios naturales de gran interés biológico que lo sitúan entre las zonas litorales más atrayentes de Galicia. Podemos admirar parajes ecológicamente variados con una amplia gama de formas: enclaves de altos y potentes acantilados –verdaderas esculturas en piedra-, laguna y marisma, playas, cordones y ecosistemas dunares, monte y terrenos de cultivo. La presencia de los elementos hidrográficos es fundamental, pues, a la hora de descubrir y estudiar el paisaje que conforma todo este enclave costero, ya que el agua, que tanto nos seduce, colabora de forma primordial en la tónica de este territorio.


El relieve litoral de esta orilla atlántica se estructura, primeramente, en un tramo de costa baja y arenosa, con aguas tranquilas y que mira a la ría de Cedeira. A continuación, un sector sinuoso y de acantilados, entre Punta Chirlateira y Punta Campelo, se presenta, en algunas zonas, con gran rudeza; mientras que, en otras, surge un relieve suave, formado por pequeñas calas discretas y abrigadas y playas vírgenes de cantos y de arenas blancas y finas como la de Campelo, Meirás, la del Porto, Rego, Prados, Roselle, la de Porto Carrizo, Graxal, la del Baleo, Mourella, la del Cano Grande,…. O bien aparecen impresionantes arenales frente al océano, a mar abierto, como el de A Frouxeira, una de las playas mejor conservadas del litoral gallego y en donde destaca un ecosistema dunar que cierra la laguna del mismo nombre.







En la parroquia de Pantín existe, también, una antigua laguna –la Lagoa da Rega o marisma de Pantín-, además de un cordón dunar y la playa. Es otra zona natural de gran valor ecológico y también paisajístico. Cuentan las leyendas populares que en la ensenada de Pantín está sepultada la ciudad romana de "Lucerna". Se trata de una de las pocas marismas de carácter dulceacuícola a nivel litoral de Galicia y quizá del mejor ejemplo de laguna altamente colonizada por la vegetación palustre en toda esta costa atlántica, y que se constituye en el más grande carrizal de nuestra comunidad. El desarrollo alcanzado por el carrizo hace difícil penetrar en el interior. La cantidad de canales que la recorren y la perturbación que podría ocasionar en su flora y, sobre todo, en su fauna, hacen aconsejable no introducirse en ella. De esta forma, se ha conseguido que su estado de conservación sea relativamente bueno. La marisma de Pantín se encuentra en un proceso de colmatación más avanzado que la laguna de A Frouxeira, careciendo de aguas abiertas.
La playa de Pantín, por las características de su  fuerte oleaje, se considera como una de las más adecuadas para la práctica del surf, formando parte del circuito de los campeonatos europeos de este deporte.


También la parroquia de Vilarrube nos ofrece otro atractivo elemento geográfico y natural: la playa de Vilarrube o de Loira, uno de los más hermosos conjuntos paisajísticos de la Galicia atlántica, y uno de los más pintorescos arenales de las Rías Altas, situado al fondo de la de Cedeira. Se trata de uno de esos bellos rincones marítimos que una nunca se cansa de contemplar y admirar desde la carretera. Sus arenas son finas y blancas y  sus aguas claras y tranquilas. De forma cóncava hacia el océano, está formada por dos brazos opuestos que dibujan una doble flecha arenosa, reflejo de la interacción de las corrientes marinas y del desagüe lateral de los cursos fluviales. La flecha de arena que la caracteriza aparece estable gracias a que los temporales, después de perder su fuerza a la entrada de la ría, llegan débiles a esta ensenada, permitiendo el desarrollo de un conjunto dunar bastante estable con un paisaje vegetal típico. Su alto valor ecológico y biológico no debe pasar desapercibido: abundan los lirios marinos, los juncos…, las coquinas, los berberechos y las almejas que se cosechan gracias a las mareas.
Pero Valdoviño no es sólo costa. Alternancia de valles estrechos, lomas suaves, matorrales, prados y terrenos de cultivo, en aparente promiscuidad, se extienden a lo largo y ancho del interior de este territorio. Es destacable el hecho de que en estas tierras, en el año 1767, se realizaron, por primera vez en Europa, plantaciones de patatas que fueron importadas de América y que pasaron a sustituir a las castañas en la dieta alimenticia.

El municipio carece de ríos importantes; aunque entre ellos, destaca el Forcadas que, junto con su afluente el Donelle, abastece el embalse de As Forcadas, un espacio natural privilegiado, que suministra agua potable a los municipios de la comarca de Ferrolterra. La expropiación para la construcción del embalse, que empezó en 1961 y duró cinco años, afectó a pocas viviendas, pero sí a bastantes terrenos. Entre esas viviendas anegadas está una construcción que sirvió como refugio de escapados de la Guerra Civil y también como parada obligatoria para los gaiteiros que se dirigían a San Andrés de Teixido. El embalse de esta cuenca hidrográfica es uno de los espacios naturales a proteger con el fin de limitar actividades que deterioren la calidad de sus aguas. Además, ejerce sobre la zona un impacto visual bastante positivo (no hay que olvidar que las aguas claras se perciben siempre de manera positiva). Se trata de un embalse con una calidad hídrica aceptable y en el que no existen restricciones  en su uso como zona de pesca de truchas y de caza, de baño y natación y de práctica de deportes náuticos como la vela o el piragüismo.



La playa y la laguna de A Frouxeira
Cualquiera que se acerque a este municipio, no debería dejar de visitar uno de sus más preciados tesoros naturales: el arenal de A Frouxeira, un frente costero de aproximadamente casi 3 kilómetros de longitud.
"A praia de Valdoviño é marabillosa: catro quilómetros de area branca e fina e un mar bravío de olas espumexantes que rompen contra os cantís e van cubrindo a pena percebelleira a medida que sube a marea. As augas do mar de Valdoviño son límpidas, transparentes, xélidas e medicinais: cicatrizan as feridas e fracturas, curan as varices, as queimaduras e as doenzas da pel. O que non convén é votarse a nadar mar a dentro, a non ser que un pretenda entrar no Alen por unha das máis fermosas portas da Natureza.
No acantilado de Valdoviño rodou Polanski as escenas finais de "A morte e a doncela". Ali, fronte as fondas augas do mar, o torturador díxolle a verdade á súa víctima. Comprèndese: debeu de pensar que valía a pena confesar e seguir disfrutando de tanta beleza." (Marina Mayoral: “Por Terras de Valdoviño”, artículo publicado en la sección “A Ruta do Autor” en La Voz de Galicia del 29 de noviembre de 1998).  


Hay que tomarse un tiempo para recorrer este paraje de aspecto aplanado por los efectos del mar y con un extenso campo dunar de montículos aislados que le dan un aspecto ruiniforme. Son formaciones de dunas remontantes, colgadas, parabólicas, lingüiformes a causa de los fuertes vientos; o bien dunas antiguas y con formas suaves y redondeadas cubiertas por un manto vegetal. Estas dunas, formadas en el Cuaternario, son el origen, en buena parte, de la lagoa de A Frouxeira, constituyendo el cierre de un espacio amplio al mar. La laguna, junto con los terrenos que la rodean, fue propiedad de la Corona. En el siglo XIX, pasaron a manos de Xosé Pardo Bazán, padre de la escritora Emilia Pardo Bazán. La familia terminó enajenándola a favor de la Cruz Roja, de la iglesia y de otros particulares. Esta cubeta plana mide 1.600 m. de longitud por 500 m. de ancho, aproximadamente, con una profundidad media de 1,5 metros. Estas medidas pueden sufrir variaciones provocadas por los aportes hídricos marinos y fluviales. Este enclave húmedo y ecológico -uno de los ecosistemas más importantes del litoral gallego- se puede considerar como el centro geográfico del espacio natural de la playa de A Frouxeira. A su alrededor crece una extensa banda continua de carrizal y de juncos, además de un bosque de ribera compuesto por alisos y sauces.



Pero en los años 70 del siglo XX, la laguna sufrió una de las agresiones más importantes cuando se llevó a cabo la apertura de un canal artificial por su parte central, producida por las explotaciones masivas e ilegales de arena en la zona, poniendo en peligro su conservación, alterando su salinidad y afectando al desarrollo de la flora y de la fauna. Este canal provocaba la evacuación abrupta del agua, causando, además, grandes desplazamientos de arena hacia el interior de la laguna. Si este proceso hubiese continuado, en un plazo breve de tiempo, se habría producido su colmatación. En la década de los 80, gracias a la colaboración entre el Ayuntamiento de Valdoviño y la Sociedade Galega de Historia Natural, se realizó la reapertura del canal natural de la laguna hacia el mar, que se sitúa en la parte derecha, con salida próxima a la denominada “pena Percebelleira”. Esta roca impide la entrada violenta de las aguas marítimas. Como medida complementaria se reconstruyó la barrera de dunas litorales para devolverle a la laguna sus defensas naturales. Gracias a estas actuaciones, la laguna ha podido ir recuperando su aspecto, lo que conlleva unas óptimas condiciones para el asentamiento de aves, tanto en variedad de especies como en cantidad. También el levantamiento de una barrera de arena, para impedir la entrada del petróleo procedente del naufragio del Prestige, supuso una medida radical con el fin de proteger este ecosistema.


Pero tampoco debemos olvidar que la fuerte presencia humana de miles de visitantes, que recibe al año este arenal, dificulta que muchas aves críen en óptimas condiciones. Y es que la laguna y el arenal de A Frouxeira son uno de los pocos refugios naturales que les quedan a muchas especies de fauna autóctona y alóctona para la cría y alimentación. Además, se trata de una zona de paso y de descanso para algunas aves durante sus rutas de emigración. Según el censo de la Sociedade Galega de Historia Natural, alrededor de unas 15.000 aves habitan este lugar. Se han visto, garzas reales, patos, ánades, cercetas, zampullinos, correlimos, cormoranes, diversos tipos de gaviotas e incluso mamíferos como la nutria que ha encontrado en la laguna un hábitat adecuado para vivir. Se trata, pues, de un espacio natural de elevado valor ecológico y paisajístico sobre el que es necesaria la potenciación de programas para su conservación integral y que ya cuenta con figuras de protección como zona RAMSAR o ZEPA que han impedido que el litoral gallego perdiese una de sus zonas húmedas más importantes por su producción de biomasa y por su función fundamental de dar cobijo a las aves migratorias. Un paseo recorre una de las orillas de esta laguna e invita a todo aquel que se acerque a disfrutar del sosiego que nos ofrece este bello entorno.

Pero la conservación no sólo es imprescindible en los alrededores de la laguna, sino también a lo largo de toda la playa, en las dunas, y en el Cabo de A Frouxeira. Aquí, en la punta de A Frouxeira, y sobre unos túneles militares, se ha ubicado el faro que lleva su nombre, construido en 1992, de diseño vanguardista y muy distinto a los faros tradicionales. Cualquiera que se acerque a esta torre, le resultará curiosa la presencia de esas baterías militares. A pesar de que la información existente sobre estos túneles es escasa, se sabe que se construyeron durante los años 40 del siglo XX, ante la posible invasión y desembarco de ejércitos enemigos en la playa de A Frouxeira, como reforzamiento de las defensas costeras. Al no existir radares y, ante la posibilidad de una operación militar nocturna en esta zona, el ejército de tierra construyó estos túneles, junto con casamatas y puestos de observación, encima de los acantilados, para albergar proyectores que iluminasen el mar de noche, en caso de ataque.


Un territorio que hay que preservar.
Valdoviño presenta un medio natural de gran importancia que es necesario conservar mediante una adecuada gestión que permitiría que el municipio asegure un recurso de enorme importancia y que espacios vulnerables queden a salvo de actuaciones que degradan su medio físico y biológico. Hay que reconocer que, en términos generales, este territorio mantiene, en un estado aceptable, importantes espacios de gran valor ecológico. Pero tampoco  debemos olvidar que todo este entorno paisajístico y natural se caracteriza por tratarse de un frágil sistema que, ante la realización de cualquier obra de infraestructura, puede degradarse e incluso llegar a desaparecer. Y es que hay zonas que deben ser objeto de máxima protección como son las playas y sus alrededores, la ensenada de Vilarrube, los acantilados, el embalse de As Forcadas, la laguna de A Frouxeira y la marisma de Pantín, rincones que es posible preservar mediante una correcta planificación. La protección de estos ecosistemas se debe realizar con el objetivo de asegurar y conservar estos enclaves que pueden estar amenazados por procesos de urbanización y por la mala utilización de sus recursos, lo que conllevaría la pérdida, con carácter irreversible, de estas áreas de incalculable valor.


Respetar el medio natural, prevenir y planificar adecuadamente son las líneas primordiales a seguir en el proceso de ordenación y de gestión de los espacios naturales de Valdoviño, especialmente en las áreas de mayor fragilidad. La agreste belleza de estos parajes constituye un poderoso reclamo paisajístico para la explotación turística, pero debe hacerse con prudencia para no perjudicar los recursos naturales de un municipio que ha de permanecer limpio para disfrute de las generaciones actuales y futuras.




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