martes, 15 de mayo de 2012

Música para el mudéjar

Así se titula un magnífico libro-disco que adquirí durante mi visita a la pequeña y preciosa ciudad de Teruel. Se trata de una joya musical en la que se pretende, como así comenta Javier Sáenz en la introducción, “…ambientar musicalmente uno de nuestros patrimonios con reconocimiento mundial, el mudéjar.” Y creo que el proyecto de musicalizar este patrimonio turolense ha sido todo un logro.
En esta antigua ciudad, de angostas calles y plazas pequeñas e irregulares, convivieron, durante siglos, cristianos y musulmanes. Nos remontamos a una España medieval en la que los reinos cristianos del norte peninsular consiguieron avanzar hacia el sur reconquistando, así, los territorios arrebatados por el Islam siglos atrás. La tolerancia religiosa que parecía existir en aquella España con unas peculiares circunstancias históricas, sociales, políticas y culturales posibilitó el mantenimiento de la población vencida musulmana a la que se le permitió conservar su organización social, su lengua, su cultura y su religión.
“Mudayyan” es el término árabe que, a lo largo del tiempo, ha derivado en “mudéjar” y que significa “aquel a quien ha sido permitido quedarse”. La arquitectura mudéjar de la ciudad de Teruel es, pues, el resultado enriquecedor del arte hispanomusulmán que se desarrolló en el seno de una sociedad cristiana, un fenómeno artístico único surgido de esa convivencia religiosa, política, cultural y social durante la España del medievo. El arte mudéjar es uno de los tesoros indiscutiblemente más destacados del patrimonio cultural aragonés. Ha recibido influencias tanto del arte hispanomusulmán como del cristiano medieval. Como consecuencia, la encantadora ciudad de Teruel fue un gran centro de obras artísticas durante la época medieval, creaciones arquitectónicas y artesanas que el devenir de los siglos ha respetado magnificando la belleza mudéjar de los monumentos de la ciudad de Teruel y que han sido declarados Patrimonio de la Humanidad en el año 1986.



Y entre esos monumentos más antiguos y fascinantes de este arte mudéjar único que se han conservado en esta pequeña población aragonesa destacan la torre de la actual catedral -heredera de la iglesia de Santa María de Mediavilla-, la torre y el claustro de la iglesia de San Pedro, la torre de San Martín y la majestuosa torre de El Salvador. Todas ellas son, además, torres campanarios, y representan el símbolo más legítimo y puro del mudéjar aragonés.
Esta arquitectura ha desarrollado una elegante decoración de arcos lobulados entrecruzados, ventanas abocinadas, ajimeces y arcos de medio punto.


  
Por suerte, el mudéjar se ha afianzado tan fuertemente que ha pervivido, desde entonces, en otras construcciones posteriores a pesar de la llegada de nuevas corrientes artísticas. Un ejemplo es la Torre de la Merced construida durante la Edad Moderna. Y ya, en la segunda década del siglo XX, una gran escalinata, flanqueada por dos pequeñas torrecillas, unirá la estación del ferrocarril de la ciudad con el paseo del Óvalo. Está considerada como la gran obra pública neomudéjar. En ella, además, se puede admirar el relieve de los Amantes de Teruel, realizado por Aniceto Marinas.



Precisamente, pegado a la iglesia de San Pedro, se encuentra el Mausoleo de los Amantes de Teruel, un centro de interpretación que no sólo nos ilustra sobre la trágica historia de amor de ambos protagonistas –Isabel de Segura y Juan Martínez de Marcilla- sino que también nos permite observar sus restos momificados que descansan en dos bellos sarcófagos de celosía, labrados en alabastro y realizados por Juan de Ávalos a mediados del siglo XX. Este curioso centro de interpretación se ha convertido en lugar de peregrinaje para cualquier visitante que se acerque a Teruel. Ambos amantes, junto con el famoso Torico –la pequeñísima escultura de un toro que, desde una alta columna, vigila todo lo que acontece en la céntrica y simbólica Plaza del Torico- son emblemas representativos, identificativos y muy respetados por los turolenses y que forman parte de la historia de su ciudad.

En Teruel, la arquitectura va indisolublemente unida a una colorida y profusa decoración mudéjar para la que se emplea cerámica vidriada verde, blanca, de color miel, negra, amarilla y azul. Esas piezas de cerámica como los fustes, azulejos, platos… se colocan, a modo de friso, en los muros de ladrillo de las construcciones con el objetivo de conseguir color y luz sobre ellos, creando, además, en algunos casos, auténticos tapices decorativos. En los momentos en los que la luz solar incide sobre las piezas de cerámica es cuando estos magníficos edificios mudéjares alcanzan su significado total.


En definitiva, el mudéjar es, quizá, la contribución más auténtica del patrimonio artístico español al arte universal. Pero no pretendo que este artículo se quede en una simple referencia a ese arte mudéjar de la ciudad de Teruel, sino que lo que busco es manifestar mi reconocimiento absoluto por un hermoso trabajo musical que tiene como referencia única esta corriente artística.
Y es que fue precisamente durante el recorrido por el interior de una de las torres mudéjares de la ciudad de Teruel cuando descubrí esta magnífica obra. Mientras subía las escalinatas de la torre de El Salvador y paseaba por sus pequeños espacios y estancias superpuestas, la creatividad musical de Javier Mas y Luis Delgado –se dice que son dos de los músicos que mejor saben interpretar la música andalusí- me seducía en cada uno de los rincones, en cada uno de los peldaños, en cada uno de los ladrillos de la torre, creando una atmósfera musical sugerente y cálida con cada una de las hermosas notas que desprendían instrumentos como el archilaúd, el laúd, la bandurria, el contrabajo, la viola, el acordeón, el clarinete, o los atractivos sones de los instrumentos de origen africano como el sentir, el riq, las karkabas, el udu, las percusiones de agua..; melodías acompañadas, en un par de piezas, por la cautivadora voz de Abdeljalil Kodsi y los coros de Abdelaziz Arradi y Moulay M´Hamed Ennaji que colaboran en este disco.


Son seis los temas que componen este proyecto. Los cuatro primeros –Nostalgia del  mudéjar, Yalulid, Fi lílíet Samar y Aljafería- fueron compuestos por Javier Mas, un admirable músico aragonés, considerado como uno de los más completos dentro del panorama musical actual. Javier Mas es compositor, arreglista, intérprete, director musical, acompañante de otros magníficos intérpretes como Carlos Cano, María del Mar Bonet y del mismísimo Leonard Cohen.
Los dos temas restantes – Tirwal y La Torre de El Salvador-  fueron creados por Luis Delgado, multiinstrumentista, investigador, productor, asesor musical, compositor y colaborador también de otros grandes artistas como Amancio Prada, Kepa Junquera, Emilio Cao…, además de formar parte del Quarteto Medieval de Urueña. Aquí me voy a permitir la licencia de realizar un breve inciso para quien no haya oído nunca mencionar esta pequeña villa vallisoletana. Se trata de un pueblo que ha trabajado arduamente para impulsar un magnífico patrimonio cultural digno de conocer. Entre sus acertadas iniciativas se encuentra el Museo de las Campanas, el del Gramófono o el de la Música cuyos fondos, para este último, han sido cedidos, precisamente por Luis Delgado.
Ambos músicos, Javier Mas y Luis Delgado se han dejado seducir por esta arquitectura de ladrillos, de cerámica, de yeso, por sus efectos coloristas y lumínicos; recreando su nostalgia, sus añoradas escenas e imágenes de otras épocas, de otra vida mudéjar, en el primer tema “Nostalgia del mudéjar”; musicando los ritmos populares de la ciudad de Marrakech en “Yalulid”; evocando al gran maestro y músico nubio Hamza El Din en “Fi lílíet Samar”; realizando un gran homenaje musical a la Aljafería de Zaragoza en “Aljafería”, a la preciosa ciudad de Teruel en “Tirwal” y al mudéjar turolense en el último tema del disco “La torre de El Salvador”. En definitiva, han sabido musicalizar, como nadie, este patrimonio artístico tan genuino. Escuchar las notas melodiosas de este disco nos traslada a la fascinante época medieval turolense y a los inicios del arte mudéjar que no sólo se puede conocer y disfrutar observándolo, palpando sus viejos ladrillos, sino también percibiéndolo por el oído a través de estas hermosas melodías que nos sumergen en un atractivo universo sonoro de mestizaje artístico, de mezcla de culturas.
Este excelente trabajo musical que ayuda a complementar el conocimiento y el disfrute del  hermoso arte mudéjar, especialmente aragonés, va acompañado, además, por un breve pero interesante libro que lo explica.

Recorrer la acogedora ciudad de Teruel, conocer todo su acervo mudéjar, perderse por la calidez de sus espacios intimistas, por sus ambientes de misterio y de recogimiento, dejarse seducir por la luz tamizada del interior de sus arquitecturas,  escuchar sus silencios, sus hermosas melodías ha sido todo un placer para la vista y para el oído.






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