“Cuatro son los itinerarios que conducen hacia
Santiago y que en Puente la Reina, en tierras españolas, confluyen en uno solo.
El primero pasa por Saint-Gilles, Montpellier, Tolosa y Somport; el segundo por
Santa María del Puy, Santa Fe de Conques y San Pedro de Moissac; el tercero,
por Santa María Magdalena de Vézelay, San Leonardo de Limoges y la ciudad de
Pérogueux; y el cuarto, por San Martín de Tours, San Hilario de Poitiers, San
Juan d'Angély, San Eutropio de Saintes y la ciudad de Burdeos. La ruta de Santa
Fe, la de San Leonardo de Limoges y la de San Martín de Tours se juntan en
Ostabal y pasado el Port de Cize se unen en Puente la Reina a la ruta que pasa
por Somport, formando desde allí un solo camino hacia Santiago”.
Lo que acabo
de reproducir es el primer capítulo titulado “Los itinerarios hacia Santiago”, perteneciente al libro V del
Códice Calixtino, la obra centenaria más conocida vinculada al Camino de
Santiago. En este libro V se relata -con el rigor que, en el siglo XII, se
sabía y se podía dar- las jornadas del Camino, los nombres de los lugares, los
ríos que recorrían ese Camino hacia Santiago, las peculiaridades de las gentes
de esas tierras, la descripción de la ciudad compostelana y de su basílica, e
incluso el tipo de acogida que había que brindar a los peregrinos a su llegada
a la ciudad santa.
Ya ha pasado todo el revuelo mediático ocasionado por la enigmática “volatilización” y “eléctrica” aparición, un año más tarde, del ya famoso Codex Calixtinus, así como la ridícula parafernalia política y religiosa que se generó tras su hallazgo. Y digo “ya famoso”, porque, antes de su desaparición, sólo unos muy pocos expertos profesionales del arte, de la literatura, y trabajadores de los archivos eran conocedores y conscientes de su gran valor.
Para la
inmensa mayoría de los mortales, hasta hace algo más de un año, el Códice era
una obra completamente desconocida. Aún hoy en día, después de su esperpéntica
y surrealista “evasión” y feliz localización y recuperación, el Códice sigue
siendo para muchos ciudadanos un libro antiguo, un manuscrito apenas valorado.
Posiblemente, muchos de esos ciudadanos se hayan preguntado por qué la
desaparición de un libro viejo, con varios siglos a sus lomos y entre sus
páginas, haya despertado semejante expectación entre un pequeño círculo de
profesionales e investigadores de nuestra historia.
Pues bien, recordando
los conocimientos obtenidos sobre este manuscrito miniado durante mis estudios
de Bachillerato y de la Universidad, intentaré defender, desde este blog, el
valor de una obra literaria colectiva olvidada que, por desgracia, no es la
única que descansa en la relegación.
Se trata de
una magnífica pieza bibliográfica de 225 folios que se concibió con la
intención de favorecer, durante la época medieval, la peregrinación a la ciudad
compostelana, y para difundir la veneración y el fervor religioso por el Apóstol
Santiago. Como bien dice Francisco Singul en su obra “Historia cultural do Camiño de Santiago”, “Trátase dun monumento bibliográfico ó culto xacobeo e ó Camiño de
Santiago, unha especie de “biblia” ou “enciclopedia” da peregrinación
occidental”.
Su designación
culta es la de “Liber Sancti Jacobi”.
El Códice es una de las cinco copias que existen, creo que la más antigua. Las
cuatro reproducciones restantes se reparten por la Biblioteca Universitaria de
Salamanca, la Nacional, el Vaticano y la British Library de Londres. Su nombre
tiene que ver con el Papa Calixto II que promovió la compilación de varios
textos concernientes al Apóstol Santiago. Fue el arzobispo Diego Xelmírez, allá por el
siglo XII, el que ordenó la copia de esta obra estructurada en cinco libros:
- El libro I, el de la Liturgia: abarca aspectos relacionados con las celebraciones realizadas en el templo compostelano.
-
El
libro II, el de los Milagros: relata veintidós milagros atribuidos al Apóstol.
- El libro III: narra la traslación del cuerpo del Apóstol desde Palestina hasta Santiago, llegando, primeramente, a Iria en barca, después de un viaje de siete días.
-
El
libro IV, el denominado también Historia
Turpini o pseudo Turpin (Turpín fue un arzobispo de Reims, de la época de
Carlomagno; aunque también se cree que el autor pudo haber sido otro religioso
anónimo, de ahí que reciba el calificativo de pseudo-Turpin) relata, principalmente, las aventuras legendarias de
Carlomagno por Hispania.
-
Y,
por último, el libro V, quizá el más atractivo, considerado como la guía de los
peregrinos por el Camino de Santiago. Se trata de la primera “guía turística”
que, a lo largo de sus once capítulos, facilita las indicaciones y nombres de
lugares de la ruta jacobea, así como datos geográficos y sobre la condición y
personalidad de las gentes que el caminante va dejando a su paso;
posibilitando, de esta forma, la llegada de aquellos viajeros hasta la tumba
del Apóstol en Santiago de Compostela. Además, como ya indiqué al comienzo de
este escrito, realiza una exposición detallada de la urbe compostelana y de su
catedral en construcción. Su autoría se le atribuye a Aymeric Picaud. Narra las
experiencias vividas por este autor durante su peregrinaje a Santiago allá por
el siglo XII.
“La ciudad de Compostela está situada entre dos ríos
llamados Sar y Sarela. El Sar se encuentra al oriente entre el Monte del Gozo y
la ciudad, y el Sarela al poniente. Las entradas y puertas de la ciudad son
siete. La primera entrada se llama Puerta Francesa; la segunda, Puerta de la
Peña; la tercera, Puerta de Sofrades; la cuarta, Puerta del Santo Peregrino; la
quinta, Puerta Falguera, que conduce a Padrón; la sexta, Puerta de Susannis; y
la séptima, Puerta de Mazarelos, por la que llega el precioso licor de Baco a
la ciudad”.
(Capítulo IX del Libro V del Códice
Calixtino. “Características de la ciudad
y basílica de Santiago Apóstol en
Galicia”)Está claro que ni los relatos decimonónicos de ilustres viajeros y aventureros, ni las antiguas guías y demás folletos turísticos de diversas editoriales, nacidas en el siglo XX, se pueden vanagloriar de haber elaborado la primera guía para viajeros, turistas, caminantes y peregrinos. ¡¡¡No señor!!! Han sido, ni más menos, que el autor o los autores del quinto libro del Codex Calixtinus los que deben recibir el renombre de haber proyectado esa primera guía turística del Camino Jacobeo y que, partiendo desde Francia, muestra las indicaciones sobre la ruta y lo que se puede encontrar el viajero durante esta esforzada senda.
Se trata, en
definitiva, de un tesoro de la cultura gallega con un valor incalculable, una
obra artística, literaria, incluso musical (recoge piezas polifónicas
relacionadas con el culto al Apóstol y consideradas como las primeras
composiciones musicales europeas, por lo que es un importantísimo documento que
ayuda a conocer la historia musical de aquella época) y, porque no, también identitaria, un
manuscrito trascendental, excepcional y fundamental, un trozo muy destacado de
nuestra propia historia que forma parte del patrimonio cultural gallego y
también nacional.
“…pasados los Montes de Oca, en dirección a Burgos
continúa el territorio español con Castilla y Campos. Es una tierra llena de
tesoros, de oro, plata, rica en paños y vigorosos caballos, abundante en pan,
vino, carne, pescado, leche y miel. Sin embargo, carece de arbolado y está
llena de hombres malos y viciosos.
Viene luego la tierra de los gallegos, pasados los
confines de León y los puertos de los montes Irago y Cebrero. Es una tierra
frondosa, con ríos, prados, de extraordinarios vergeles, buenos frutos y clarísimas
fuentes; pero escasa en ciudades, villas y tierras de labor. Es escasa en pan,
trigo y vino, pero abundante en pan de centeno y sidra, bien abastecida en
ganados y caballerías, en leche y miel, y en pescados de mar grandes y
pequeños; rica en oro, plata, telas, en pieles salvajes y otras riquezas, y
hasta muy abundante en valiosas mercancías sarracénicas. Los gallegos son el
pueblo que, entre los demás pueblos incultos de España, más se asemejan a
nuestra nación gala, si no fuera porque son muy iracundos y litigiosos”.
(Capítulo VII del
Libro V del Códice Calixtino. “Nombre de
las regiones y características de las gentes del Camino de Santiago”)
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